Los padres son los encargados y los responsables primarios de la formación de sus hijos; por esta razón es necesario que ellos tengan acceso a las informaciones que atañen al tema escolar y que se les dé el derecho de ser educados para poder asumir esta tarea.
Algunos niños empiezan a manifestar dificultad en el aprendizaje cuando comienzan a exponerse al sistema escolar. Otros niños se encuentran con tropiezos al entrar en grados escolares más avanzados en donde se requiere más análisis, más razonamiento lógico y más independencia. Cuando los padres se enfrentan a una misión que es interferida y que no fluye de manera natural, empiezan las preocupaciones y las frustraciones. El niño también puede llegar a percibir que algo en él anda mal o sentirse que es el peor de todos sus hermanos o compañeros de clase y también puede abandonar sus esfuerzos, desarrollando una conducta problemática que rompa las normas de disciplina o de estudio.
Es importante tener en cuenta que cada niño es un ser individual, único y que no debemos encasillarlo en tal o cual deficiencia. Es necesario que se evalúe física, psicológica e intelectualmente al niño y tomar en cuenta todo el entorno que le rodea. Rotular a un niño equivocadamente es condenarlo a que no pueda modificar sus funciones cognitivas y desviarlo del camino de desarrollar sus potencialidades de aprendizaje.
Otros factores que debemos tener en cuenta son los que comprenden el núcleo familiar y social del niño. Los problemas familiares, la violencia doméstica, los abusos o la falta de autoridad por parte de los padres, los divorcios, los fallecimientos de seres cercanos al niño, la carencia afectiva, las malas juntas, los problemas de conductas relacionados a la droga, el sexo o trastornos alimenticios, las presiones sociales, las carencias económicas, etc., todo esto trae cambios en la conducta personal y escolar del niño, manifestándose a través de la distracción, desmotivación, desgano, ansiedad, rebeldía o baja autoestima.
El primer paso que debe darse ante esta situación es la aceptación y la apertura a una realidad. Es necesario que los padres rompan las cadenas de culpas y búsqueda de perfecciones en sus hijos y que los acepten tal y como son, pues la negativa sólo llevará a retrasar el proceso de acción y de ayuda al niño. Los padres deben comprender que el mundo no se acaba y que la búsqueda de ayuda y la proyección positiva serán necesarias en todo momento. Recuerde que el niño siempre hará lo posible para complacer a sus padres y ser aceptado por ellos. El amor incondicional y los planes razonables serán ingredientes necesarios.
Los padres deben estar comprometidos y saber que el trabajo debe ser elaborado en equipo. Cada quien tendrá que cumplir su parte para engranar los esfuerzos de los maestros en la escuela, de los padres y del niño tanto en la escuela como en el hogar. Erróneamente algunos padres se desligan de su rol por ser ignorantes o por sentirse incapacitados para enfrentar esta dificultad y dejan todo en manos del especialista o del maestro. Otros padres, también de forma equivocada, buscan absorber toda la carga del problema y esto causa tensión en el hogar debido a que puede llegar a un punto en donde se degaste y se frustre, ya que el niño también necesita ver al padre en su rol de padre y no de constante crítico o terapeuta. Los planes establecidos deben ser realistas y equilibrados con respecto a las capacidades del niño. Esto evitará las frustraciones y permitirá que la evaluación pueda ser continua, de manera de poder promover avances.
Es el derecho y a la vez un deber de los padres estar educados e informados sobre la dificultad de aprendizaje que presenta el niño. Recuerde que el aprendizaje del niño comenzará a dar efecto con la virtud de la solidaridad de las partes involucradas (el niño, los maestros, los especialistas, los padres, la institución escolar y los demás miembros del hogar).
Cuando se sospecha que un niño presenta una dificultad que interfiere en su proceso de aprendizaje, es importante que se conserve siempre el valor y la misión más importante que es el mismo niño como tal. No se puede tomar la situación para echarse culpas entre los cónyuges, desmeritar a los maestros o menospreciar al niño por su poco esfuerzo o motivación. Lo que más importa es que el niño sea diagnosticado adecuadamente y evitar a toda costa que se le etiquete a la ligera. Esto último sucede muy a menudo. Los niños son víctimas de diagnósticos errados y permanecen bajo un tratamiento o unas terapias que no les favorecen sencillamente porque no apuntan hacia la deficiencia o hacia la dificultad que tienen.
El niño es un ente que se desarrolla dentro de un sistema interno y externo muy complejo, por lo tanto existe la necesidad de evaluar la mayor cantidad de factores para poder relacionarlos y llegar a una fórmula de acción. La necesidad de evaluar las variables y las realidades y llegar a un diagnóstico es importante, pero debemos estar claro que deberá tomarse un tiempo prudencial antes de llegar a una posible conclusión. La flexibilidad debe ser también un ingrediente más. El equipo multidisciplinario será el motor que impulsará al niño, debe estar entonado y coordinado hacia el mismo esfuerzo.
Es importante que los padres tengan la objetividad para analizar y reconocer si han escogido bien la escuela en donde asiste su hijo. Recuerde que no se trata de ingresar a un club social sino de incorporar a su hijo a una institución que le aportará las herramientas necesarias para llevar con éxito su proceso de aprendizaje. Cada escuela tiene sus objetivos, sus valores, sus programas educativos, sus sistemas de creencias para cierto perfil de niños y es importante saber reconocer si esto puede estar produciendo un desgano o un estancamiento frente al aprendizaje del niño. De igual manera, debe darse la elección del equipo multidisciplinario que ayudará a diagnosticar y dar las guías del caso; pero lo que si debe tener en cuenta, es que usted siempre será el padre y que el niño siempre será su hijo; no se trata de escogencia en este caso sino de la fuerza que puede producir los cambios más importantes: el amor.