Una vez que el lugar de estudio esté listo y personalizado, procure que antes de sentarse a empezar a hacer sus deberes, su hijo haya realizado un almuerzo o una merienda ligera y vista ropa holgada o cómoda.
Si bien el niño tendrá que ser responsable y constante con su plan establecido, incluya ciertos momentos de descanso en donde pueda caminar un poco alrededor y estirar su cuerpo. Dele un vaso de agua para que lo tenga en su mesa y pueda refrescarse. Esto evitará que se levante frecuentemente y fuera del contrato establecido con "la excusa de tener sed". Sea precavido y use un vaso o una botella con tapa, para evitar que se derrame el agua en la mesa ocasionando un gran problema.
El rol del maestro y las tareas
Todas las partes involucradas en el proceso de enseñanza (alumno, maestros y padres) deben entender qué sentido tiene el realizar las tareas y el esfuerzo que requiere su ejecución. Si bien una gran parte de la labor del maestro es impartir conocimientos, la tarea que el alumno ejecuta en casa le ayuda a procesarlos y a construir los significados. Los deberes asignados forman parte importante del método de enseñanza de cualquier maestro e involucra activamente al niño. Cada maestro es diferente y las tareas también. Algunas tareas pueden consistir en diseñar, producir, planear, comprobar, investigar, identificar, reproducir, solucionar problemas, etc.
Antes que su hijo empiece a elaborar las tareas, familiarícese con los objetivos que está aprendiendo en la escuela. Asegúrese que esté asimilando los conocimientos en la clase. Lea con él y haga un breve sondeo preguntándole sobre los temas previos, las ideas y experiencias que trae acerca de los mismos. Esto es importante hacerlo, porque si tarda más de lo establecido en terminar la tarea que se le asigna para la casa, puede estar pasando que su hijo no se sienta seguro por desconocer el contenido del tema.
Poco a poco y a medida que su hijo vaya creciendo, se convertirá más responsable de su propio aprendizaje. Desarrollará habilidades e independencia para hacer sus tareas y con sus conocimientos ya será capaz de hacer búsquedas, selecciones, análisis y evaluación.
Los padres y los maestros buscarán como fin común que a partir de los 10 años de edad aproximadamente, el niño empiece a colaborar y a asumir un papel más activo en la construcción de su propio saber. A medida que vaya madurando en su aprendizaje se afianzará la seguridad y ya podrá exponer o intercambiar ideas, aportar su opinión y criticar. Logrará la independencia necesaria para saber trabajar un proyecto, estudiar y proponer soluciones a problemas. Recuerde que aunque sea adolescente, requerirá que usted esté siempre vigilante a cualquier apoyo que necesite. Esta edad requiere de mucho tacto y buena comunicación, por eso establezca las bases e involúcrese desde temprana edad, porque así cuando usted quiera hacerlo no será un intruso en su vida escolar. Será más fácil establecer estos hábitos desde el principio de la etapa escolar, pero no se desanime si su hijo está cursando la escuela media o el bachillerato. Nunca es tarde para abandonar viejos y malos hábitos cuando se trata de querer y aprender a hacer las cosas. Recuerde que un hábito se logra por medio de repeticiones.
El rol de los padres y el por qué es necesario un plan de estudio
Cuando su hijo regrese de la escuela, busque un momento y vaya más allá de la pregunta de rigor de "¿Cómo te fue?". Hable con su niño, explore, pregúntele qué aprendió, qué tipo de cosas están haciendo, sobre qué leyeron hoy, etc. Involúcrese en el currículo escolar.
Los padres tenemos la obligación de velar por nuestros hijos y si bien es cierto que podemos preocuparnos por los excesos de tareas asignadas para la casa, también deberá estar consciente del rol que desempeña en este proceso. Usted es el gran maestro motivador. Evite expresar frustraciones y desagrado cuando su hijo le cuente que su maestra "le está mandando mucha tarea". Haga primero un registro de las tareas asignadas, marque la fecha de entrega, trate de ser objetivo y evalué la complejidad de las mismas. Sea justo y vea si realmente ha sido una sobrecarga para su plan de estudio o ha sido una falla en el mismo. Esto hace una gran diferencia.
Si cree que ha sido una carga al plan, solicite una reunión con el maestro. Lleve su plan de estudio y la lista de las asignaciones que usted está en desacuerdo por considerarlas un abuso para el niño. Como primera opción, dialogue con el maestro para confirmar sus sospechas. No se sorprenda si el profesor le dice que esa "carga extrema" fue asignada con dos semanas de plazo o que se ha ido elaborando durante sus períodos de clase, pero que el niño no ha distribuido bien su tiempo. En este caso agradézcale al profesor su apoyo. Regrese a casa y hable con su hijo. Revisen, evalúen y hagan un plan de acción para evitar que esto vuelva a pasar.
Si el maestro ha incurrido en una falta al mandar mucha tarea, trate de llegar a una conciliación. Si no se logra, acuda al departamento de consejería, subdirector o director de la escuela si llegase a ser necesario. Confíe en que la escuela ofrece los canales adecuados para reportar el hecho y sentar un precedente. No se exprese mal del maestro ni pase al plano personal.
Es natural desear que su hijo sea el mejor estudiante y que tenga éxitos. Esta motivación debe llegar a ellos, pero tenga cuidado de la manera en que lo hace. No sobrecargue al niño.
El programa de estudio es el proceso formativo para promover el aprendizaje. Desarrolla esfuerzo, constancia y deja ganancias.
Es importante que usted sepa cual posición tomar a medida de que su hijo vaya creciendo, porque queremos lograr impulsarlo al camino del éxito y a su vez a que posea motivación e independencia. Tenga paciencia, porque tomará su tiempo. Sea mediador y conciliador. Cuando el alumno dispone de un programa de estudios, ya no está obligado a depender de la información que va comunicando el docente. Contará con una guía objetivamente válida que de antemano le proporcionará una visión de todo lo que tendrá que aprender durante un determinado periodo escolar (semestre, trimestre, año, etc.).
¡Qué bueno que ya empieza a ver las ventajas de por qué es necesario un plan de estudio para su hijo!
El rol del niño
Cuando su hijo llega a casa, ya su maestro habrá impartido la clase. Es aquí en donde comienza la misión de su hijo (la tarea). El niño necesita tener una especie de compromiso que le indique lo que tiene que hacer (tarea) y qué hacer en cada momento (plan de estudio). No hay espacio para las excusas, solo saber tomar las mejor decisión dentro de la opciones.
Cuando los estudiantes son responsables de su propio aprendizaje se sienten más motivados para aprender. Visualice el éxito y ensénele a su hijo a luchar por él. Al final tendrá grandes recompensas el ser un buen estudiante.
Al elaborar el plan:
- Ayúdele a crear conciencia de su situación actual y a fijarse metas a corto, mediano y a largo plazo.
- Aplique al plan las divisiones de los días, semanas, meses, trimestres, semestres y año.
- Asígnele responsabilidades claras y delegue funciones.
- Ayúdele a seleccionar los contenidos y los métodos.
- Sincronice las actividades de manera que se puedan desarrollar en forma coherente.
- Enséñele a trabajar con calidad y a mejorar el proceso.
- Proporciónele un cierto grado de autonomía en el estudio para garantizarle su posibilidad o libertad de aprender.
- Asegúrese que su hijo esté integrado a las actividades familiares, como por ejemplo comer en familia.
- Si existe en casa otro niño que también tenga su plan de estudio, divida los turnos y trate de contar con el apoyo de todos los miembros del hogar.
- Identifique el objetivo y distribuya el tiempo de estudio tomando en cuenta las limitaciones y las fortalezas de su hijo. Por ejemplo, si le cuesta más la matemáticas, agréguele tiempo extra.
- Ayúdele a aprender por su cuenta.
- Ayúdele a desarrollar capacidad de análisis y síntesis.
- Enséñele a tener pensamiento crítico.
- Enséñele a tomar decisiones.
- Motívele la creatividad.
- Enséñele a reconocer cuándo necesita hacer una pausa y cuándo descansar.
- Ayúdele a identificar los problemas.
El esquema de estudio
El esquema de estudio consiste en realizar una división secuencial de los temas y actividades. Acá cabe bien mencionar el dicho que reza "divide y vencerás", porque así lograremos que la carga se haga menos pesada, con mejor calidad y mejores resultados.
Desarrolle la planificación tomando en cuenta que los objetivos sean:
- Específicos
- Mesurables
- Alcanzables
- Realistas
El uso del calendario
Facilítele un calendario de escritorio para que su hijo escriba en él.
Enséñele cómo se dividen los días, las semanas, los meses, los trimestres, los semestres y el año.
Marque las fechas festivas en donde no tenga que asistir a la escuela. Señale los días en que saldrá antes del horario regular de clase por motivo de salidas tempranas.
Márquelo con marcador fluorescente o con un color llamativo.
Utilice una leyenda de colores para cada fin. Por ejemplo: color rojo= no hay clases, color amarillo= salida temprana, color verde=examen semanal de lectura, color azul= examen mensual de matemáticas, etc.
Marque cuándo se inicia el trimestre escolar y cuándo termina. Haga lo mismo con el semestre y con el año escolar.
Plan diario u horario
Haga un recuadro en cada uno de los días, incluyendo los fines de semana, y divida el día en 24 horas.
Anote en qué hora del día se cumplirán las funciones vitales como son: dormir, comer, descansar, asearse, etc.
Trate de armar bloques de horarios constantes.
Los tiempos invertidos para cada actividad deben ser coherentes.
Recuerde que podrán existir bloques de diferentes espacios, por ejemplo: 5, 15, 20, 30 minutos…
Recuerde agregar bloques hasta para las cosas más pequeñas, no las ignore, pues cada minuto suma.
Los bloques destinados por materias no deben excederse del tiempo prudente.
Considere darle más tiempo a aquellas materias que presentan mayor dificultad para su niño.
Ponga el horario expuesto en el sitio de estudio.
Puede colocar una copia y exhibirla en otra área de la casa (por ejemplo en la puerta de la nevera), para que así los demás miembros de la casa puedan respetar su horario.
Delegue un espacio del día para dejar el uniforme completamente listo la noche antes, al igual que la mochila.
No ignore las pequeñas interrupciones, porque por más pequeñas que sean, pueden hacer que el niño tenga que volver a invertir el doble del tiempo para lograr concentrarse al mismo nivel en el que estaba. Haga de cuenta que la mente es como un submarino, una vez que sale a la superficie, toma tiempo para sumergirse de nuevo en las profundidades.
Piense cómo puede aprovechar mejor cada segundo del día, tanto para estudiar como para descansar y recuperarse.
Evaluación del plan semanal y recomendaciones
- Revise a diario las asignaciones por cada una de las materias. Por ejemplo, si ese día no le asignaron tarea de ciencias, utilice ése espacio para hacer la lectura del tema de ciencias que verá en la próxima clase o adelante ese proyecto que tendrá que presentar al mes siguiente. No baje la guardia. Se trata de ganarle tiempo al tiempo. Recuerde que el lema es invertir inteligentemente el tiempo cuando este "sobra".
- Si algún día no puede cumplir el horario, trate de recuperarlo al día siguiente. Tome en cuenta que ameritará más esfuerzo o quizás hacer sacrificios, como por ejemplo faltar a la clase de baile, para hacer los deberes atrasados.
- Si son cosas que debe aprender de memoria (reglas gramaticales, ciencias naturales, etc.) controle el número de páginas que repasar, memorizar o aprender. Recuerde dividir el trabajo.
- Asígnele un tiempo de resolución a cada problema de matemáticas e intente ajustarse a ese espacio. Esto lo ayudará más adelante a poder cumplir el tiempo establecido al presentar sus pruebas o exámenes.
- Escoja hacer los deberes que implican más esfuerzo antes de las últimas horas de la tarde, pues el cansancio es un factor que impide la buena concentración.
- Lleve seguimiento y control del horario y adáptelo, haga ajustes los primeros días y analice en dónde falló el cálculo. Trate de ser constante y no generar cambios frecuentemente, pero a la misma vez sea flexible.
- No se desanime si al principio no cubre sus objetivos. Sea paciente y constante. Al final si se sigue esforzando con constancia le ocurrirá lo contrario: acabará antes de lo que ha planificado. Recuerde no rendirse.
- Si su hijo falta a la escuela, busque recopilar la tarea llamando a la escuela, enviando un correo electrónico a la maestra o pidiéndole a un amigo que por favor le dé las asignaciones del día y demás detalles ocurridos en la escuela. Trate que su hijo encaje de la manera más normal cuando regrese a su escuela.
- Incluya un tiempo diario para la lectura.
- Sea exigente y ahorre tiempo en los tiempos muertos. Por ejemplo, leer mientras espera el autobús de la escuela.
- Si su hijo aprovecha bien el tiempo durante la semana, podrá divertirse más los fines de semana. Eso sí, los fines de semana saque un rato para el repaso de exámenes y si tiene proyectos especiales, es el momento para hacerlos.
- No deje para el último día, el estudio para un examen o la entrega de un proyecto.
- Incluya a diario un tiempo para el estudio que requiera memorización o práctica.
- En ocasiones especiales, puede darse el caso en que su hijo tendrá que hacer una planificación para un día de proyecto o estudio con otros compañeros de escuela. Sea flexible pero recuerde establecerle las pautas. Evalúe los objetivos y la complejidad del proyecto, provéale los materiales, estipule el tiempo que requiere su elaboración y hágalo cumplir. No permita que esto se convierta en una reunión social, pues para eso ya habrá otro momento.
- Incluya actividades deportivas o clases de enriquecimiento para que su hijo esté saludable, desarrolle su talento, interactúe con otros niños y sea más feliz. No convierta estas actividades en retos que generen estrés al niño, pues ya bastante tiene con la escuela. No lo sature.
- Incluya momentos de descanso, hágale un chiste, cuéntele algo relajado, dele un abrazo, reconózcale el esfuerzo que está haciendo y dígale que lo ama.
¡Buena suerte!