Wednesday, December 30, 2009

¿Qué pasa con mi hijo?

Los padres son los encargados y los responsables primarios de la formación de sus hijos; por esta razón es necesario que ellos tengan acceso a las informaciones que atañen al tema escolar y que se les dé el derecho de ser educados para poder asumir esta tarea.

Algunos niños empiezan a manifestar dificultad en el aprendizaje cuando comienzan a exponerse al sistema escolar. Otros niños se encuentran con tropiezos al entrar en grados escolares más avanzados en donde se requiere más análisis, más razonamiento lógico y más independencia. Cuando los padres se enfrentan a una misión que es interferida y que no fluye de manera natural, empiezan las preocupaciones y las frustraciones. El niño también puede llegar a percibir que algo en él anda mal o sentirse que es el peor de todos sus hermanos o compañeros de clase y también puede abandonar sus esfuerzos, desarrollando una conducta problemática que rompa las normas de disciplina o de estudio.

Es importante tener en cuenta que cada niño es un ser individual, único y que no debemos encasillarlo en tal o cual deficiencia. Es necesario que se evalúe física, psicológica e intelectualmente al niño y tomar en cuenta todo el entorno que le rodea. Rotular a un niño equivocadamente es condenarlo a que no pueda modificar sus funciones cognitivas y desviarlo del camino de desarrollar sus potencialidades de aprendizaje.

Otros factores que debemos tener en cuenta son los que comprenden el núcleo familiar y social del niño. Los problemas familiares, la violencia doméstica, los abusos o la falta de autoridad por parte de los padres, los divorcios, los fallecimientos de seres cercanos al niño, la carencia afectiva, las malas juntas, los problemas de conductas relacionados a la droga, el sexo o trastornos alimenticios, las presiones sociales, las carencias económicas, etc., todo esto trae cambios en la conducta personal y escolar del niño, manifestándose a través de la distracción, desmotivación, desgano, ansiedad, rebeldía o baja autoestima.

El primer paso que debe darse ante esta situación es la aceptación y la apertura a una realidad. Es necesario que los padres rompan las cadenas de culpas y búsqueda de perfecciones en sus hijos y que los acepten tal y como son, pues la negativa sólo llevará a retrasar el proceso de acción y de ayuda al niño. Los padres deben comprender que el mundo no se acaba y que la búsqueda de ayuda y la proyección positiva serán necesarias en todo momento. Recuerde que el niño siempre hará lo posible para complacer a sus padres y ser aceptado por ellos. El amor incondicional y los planes razonables serán ingredientes necesarios.

Los padres deben estar comprometidos y saber que el trabajo debe ser elaborado en equipo. Cada quien tendrá que cumplir su parte para engranar los esfuerzos de los maestros en la escuela, de los padres y del niño tanto en la escuela como en el hogar. Erróneamente algunos padres se desligan de su rol por ser ignorantes o por sentirse incapacitados para enfrentar esta dificultad y dejan todo en manos del especialista o del maestro. Otros padres, también de forma equivocada, buscan absorber toda la carga del problema y esto causa tensión en el hogar debido a que puede llegar a un punto en donde se degaste y se frustre, ya que el niño también necesita ver al padre en su rol de padre y no de constante crítico o terapeuta. Los planes establecidos deben ser realistas y equilibrados con respecto a las capacidades del niño. Esto evitará las frustraciones y permitirá que la evaluación pueda ser continua, de manera de poder promover avances.

Es el derecho y a la vez un deber de los padres estar educados e informados sobre la dificultad de aprendizaje que presenta el niño. Recuerde que el aprendizaje del niño comenzará a dar efecto con la virtud de la solidaridad de las partes involucradas (el niño, los maestros, los especialistas, los padres, la institución escolar y los demás miembros del hogar).

Cuando se sospecha que un niño presenta una dificultad que interfiere en su proceso de aprendizaje, es importante que se conserve siempre el valor y la misión más importante que es el mismo niño como tal. No se puede tomar la situación para echarse culpas entre los cónyuges, desmeritar a los maestros o menospreciar al niño por su poco esfuerzo o motivación. Lo que más importa es que el niño sea diagnosticado adecuadamente y evitar a toda costa que se le etiquete a la ligera. Esto último sucede muy a menudo. Los niños son víctimas de diagnósticos errados y permanecen bajo un tratamiento o unas terapias que no les favorecen sencillamente porque no apuntan hacia la deficiencia o hacia la dificultad que tienen.

El niño es un ente que se desarrolla dentro de un sistema interno y externo muy complejo, por lo tanto existe la necesidad de evaluar la mayor cantidad de factores para poder relacionarlos y llegar a una fórmula de acción. La necesidad de evaluar las variables y las realidades y llegar a un diagnóstico es importante, pero debemos estar claro que deberá tomarse un tiempo prudencial antes de llegar a una posible conclusión. La flexibilidad debe ser también un ingrediente más. El equipo multidisciplinario será el motor que impulsará al niño, debe estar entonado y coordinado hacia el mismo esfuerzo.

Es importante que los padres tengan la objetividad para analizar y reconocer si han escogido bien la escuela en donde asiste su hijo. Recuerde que no se trata de ingresar a un club social sino de incorporar a su hijo a una institución que le aportará las herramientas necesarias para llevar con éxito su proceso de aprendizaje. Cada escuela tiene sus objetivos, sus valores, sus programas educativos, sus sistemas de creencias para cierto perfil de niños y es importante saber reconocer si esto puede estar produciendo un desgano o un estancamiento frente al aprendizaje del niño. De igual manera, debe darse la elección del equipo multidisciplinario que ayudará a diagnosticar y dar las guías del caso; pero lo que si debe tener en cuenta, es que usted siempre será el padre y que el niño siempre será su hijo; no se trata de escogencia en este caso sino de la fuerza que puede producir los cambios más importantes: el amor.

Wednesday, December 23, 2009

¡Vacaciones escolares positivas!

Las vacaciones es un período de enriquecimiento total y debemos aprovechar positivamente esta suspensión temporal del trabajo o de los estudios para planificar nuestras metas y objetivos durante estos días y los venideros. Bien sabemos que en los tiempos de vacaciones las rutinas se "alteran", pero es importante que el niño mantenga las mismas normas y que reconozca que obtendrá el privilegio de la "flexibilidad" de las mismas siempre y cuando conserve la conducta esperada. Se debe conservar y reforzar las rutinas ya logradas, utilizando esta oportunidad de tiempo extra para desarrollar nuevo hábitos y adquirir conocimientos con más entusiasmo.

Sí es cierto, tanto el niño como los padres tienen un merecido descanso en reconocimiento a sus esfuerzos y a la labor que ejercen diariamente, pero no podemos dejar que el niño se aísle en su cuarto pasando horas frente a los juegos electrónicos o a la televisión, durmiendo y sólo salga de la habitación cuando necesite comer. Esto traerá consecuencias negativas al tener que reincorporarse nuevamente en las actividades escolares. Al niño le podría tomar hasta dos semanas para encaminarse en sus actividades y lo retrasaría; ya que muchos maestros dejan para el regreso los nuevos temas y proyectos para ser desarrollados con alto porcentaje de calificación y bases importantes para nuevos retos escolares. ¡Cuidado además con esta cómoda conducta! Esta puede ser una manera equivocada para los padres de sentir que por fin el niño o el muchacho no están molestando o dándoles trabajo y viceversa. Recuerde que la comunicación y la interacción deben mantenerse sana en todo momento.

El desarrollo físico y mental debe estar presente, puesto que las habilidades deben ser reforzadas y consolidadas. Salgan y caminen por los centros comerciales, practiquen en familia un video de yoga o de ejercicios. Enséñele a saltar la cuerda, a montar bicicleta o patines. Utilice si tiene la ventaja de tener los servicios de una piscina techada y con calefacción, para enseñarle a nadar o para simplemente practicar y pasar un tiempo saludable en familia.

Las vacaciones debe ser un tiempo para avanzar y lograr objetivos con la ventaja de adaptar nuestro tiempo a nuestras comodidades y necesidades. Recuerde aprovechar esta oportunidad, ya que solemos quejarnos de que el tiempo no nos alcanza y que miramos como un imposible el poder tener un descanso. Es importante que las vacaciones sean planificadas igualmente. ¡Esta es su oportunidad! Es época de descanso y de tomar un impulso para continuar con éxito. Algunas actividades que podemos aplicar durante las vacaciones escolares:

Entrene a su pequeñín para que logre ciertos hábitos de independencia como: dejar los pañales, amarrarse las trenzas de los zapaticos, cepillarse los dientes, modales en la mesa, modales para participar en las conversaciones (normas del buen oyente y del buen hablante), etc. Exponga a su hijo a conversaciones acordes a su edad, motívelo a participar y guíelo a que genere sus propias opiniones del tema.

Recuerde continuar con la rutina de la lectura. Tome la motivación que se tiene por las celebraciones de las fechas decembrinas y refuerce en el niño las técnicas de lectura con cuentos infantiles. Para los más grandes, expóngalo a los clásicos literarios como "Mujercitas", "El Cascanueces", Investigaciones de origen histórico, geográfico, cultural y religioso (Hannuka, Navidad, Kwanzaa, etc.).

Visite a familiares y amigos, esto le ayudará al niño a mejorar su socialización. Recuerde aplicar las normas de buena convivencia como son dar las gracias, pedir por favor, saludar con respeto a los mayores, conversar e intervenir de manera adecuada en las conversaciones.

Aproveche la oportunidad para que el niño participe temporalmente en un campamento o actividades grupales que le permita afianzar su socialización. Especialmente a aquellos niños que presentan ansiedades de separación o problemas de interrelación.

Arregle junto con el niño su cuarto y su lugar de hacer los deberes escolares. Aproveche a organizar los records escolares y revisar si necesita remplazar algún cuaderno o si requiere de un nuevo útil escolar (colores, lápices, cuadernos, etc.)

Exponga al niño al aprendizaje de nuevos deportes, instrumentos musicales, actividades artísticas etc. Esto le ayudará a descubrir sus talentos y motivaciones.

Es momento de poder evaluar al niño y ver en dónde está presentando deficiencia y darse cuenta del por qué no avanza. Establezca un plan de acción, mantenga al niño y a toda la familia comprometida. No sobrecargue al niño. ¡Cuidado! Es importante aprovechar el tiempo pero no ser extremista. Es tiempo de hacer las cosas sin estrés. Mantenga el buen humor hasta el final, sea inteligente y no pierda esta oportunidad.

Monday, December 14, 2009

Técnicas de estudio. Parte III

Diariamente el niño se expone a mucha información. Debemos enseñarle a seleccionarla, clasificarla y organizarla para poder asimilar los conocimientos de forma más efectiva y simple al momento de estudiar.

Algunos niños desconocen que los apuntes son una herramienta adicional para el estudio y el aprendizaje. Explíquele que los apuntes le ayudan al repaso y a evocar conceptos. Recuerde decirle al niño que tome nota de los puntos sobresalientes de la clase (apuntes) y enséñele cómo hacerlo. Esta actividad le propicia el razonamiento activo y continuo. Algunos niños pierden el control del tema y no participan por anotar todo lo que el maestro dice. El nerviosismo por no perder ni una palabra le impide adentrarse en las discusiones o hacer preguntas. Enséñele a reconocer y a anotar las palabras claves. Es importante que estas palabras luego puedan ser leídas por él en la casa porque algunos escriben tan apurados, que la tarea se convierte en adivinar acertijos o garabatos.

Para que los apuntes puedan cumplir la función de simplificar el trabajo de estudio, el niño deberá:

  • Tener un cuaderno asignado para tomar apuntes.
  • Identificar los momentos en el que deberá tomar apuntes. Deberá estar consciente de no perder momentos de asignaciones o intervenciones en el aula por estar escribiendo.
  • Tomar apuntes en orden, colocando la materia, el título y el número del capítulo.
  • Copiar solamente la información que más resalta el maestro.
  • Reconocer las palabras claves del tema.
  • No perder tiempo copiando los conceptos o definiciones que ya posee en el libro. Si ha leído antes de asistir a la clase, sabrá como filtrar los apuntes.
  • Utilizar una letra clara y legible al escribir.
  • Si el niño está más grandecito, puede hacer un código y establecerlo en su cuaderno para agilizar la escritura de los apuntes durante la clase, como por ejemplo: MA= Matemática, TA= tarea, L= leer, Pág.= página, q= que, cu= cuando, co= como, do=dónde=para, c/u= cada uno, +=mas, -=menos, etc.

Enséñele al niño la importancia de prestar atención sobre las preguntas que hacen otros niños de la clase y anotarlas en su cuaderno de apuntes. Explíquele que de esta manera si él teme hacerlas, habrá alguien que puede hacerla por él y que además las preguntas de otros niños pueden incentivarlo a hacer nuevas preguntas. Siempre es bueno motivarlo a participar. Recuérdele el viejo refrán que dice "No hay preguntas tontas. Hay tontos que no preguntan".

Hay diversas razones por las cuales un niño puede no participar en la clase. Algunos mensajes negativos vienen del mismo hogar, en donde los hijos no pueden intervenir para dar su opinión o simplemente se les prohíbe hacer preguntas y se les limita a escuchar lo que se les dice. Otros niños son tildados por sus padres como tontos cuando preguntan, lastimándoles la autoestima.

Se recomienda impulsar al niño tímido a que realice preguntas en casa o cuando se encuentre en pequeños grupos y motívelo; verá como logrará extenderse hasta llegar al salón de clase. Felicítelo cuando haga una pregunta o plantee su punto de vista, reconózcale y dígale que ha sido buena pregunta, resáltele cuando una pregunta es interesante,conversen sobre los diversos puntos de vista, etc. La motivación hace gran parte de la diferencia en este aspecto.

Existen diversas razones por las cuales un niño se limita a expresarse oralmente:

  • Posee poco vocabulario.
  • No estructura adecuadamente las oraciones.
  • Presenta algún problema de lenguaje, como tartamudez, dificultad en la pronunciación, etc.
  • Su timidez le hace tener un tono de voz muy bajo de manera que al hablar casi no se oye. Su baja autoestima les hace pensar que lo que ellos piensan no es importante.
  • No entiende y se desconecta del tema, entonces busca evadir el tema y se distrae.
  • Presenta déficit de atención.
  • Teme que el maestro o los compañeros se burlen de él por no saber, por no estar atento o por no haber estudiado.
  • El profesor no le facilita las intervenciones (si esto ocurre, el chico debe comunicárselo y usted buscará hablar con el maestro, verificar cuál es su metodología de participación e intervenciones).

Recuerde que debemos tener paciencia mientras se inculca el hábito y que ésta es una herramienta más que el niño debe aprender a manejar para lograr ser un estudiante independiente y exitoso.

Thursday, December 10, 2009

Técnicas de estudio. Parte II

El fracaso académico no siempre se debe a problemas o deficiencias cognitivas del alumno. Algunos fracasos pueden darse debido a que el niño desconoce una forma eficaz o satisfactoria para aplicarla como técnica de estudio.

Cuando el niño estudia, debe hacerlo con una meta propia, una motivación interna que no solamente se base en complacer al padre o evitar un castigo. Si se estudia con ansiedad, el examen también será una proyección más de esa ansiedad. Permítale al niño tomar sus pausas para pensar, enséñele a visualizar y a simplificar, dividiendo el tema le permitirá trabajar por etapas y evitar las angustias de estudiar todos los temas la noche antes del examen final.

El estudio debe darse a diario, y debe estar presentado como una rutina mas, de manera que si se le presenta un prueba "no avisada", el niño debería estar en la capacidad de salir airoso de esta prueba si ha ejecutado la tarea, a prestado atención al maestro, ha tomado notas o apuntes y a participado activamente en las discusiones del tema. Evite a toda costa que su hijo empiece a estudiar toda la materia el día antes de la prueba, esto no sólo lo lograría sacrificando sus horas de sueño o descanso, sino que estaría forzando la rutina y no le garantiza el éxito. El niño debe hacer un repaso general el día antes, esto consta el leer nuevamente el tema, los apuntes, ver los gráficos, saber predecir las preguntas que pueden aparecer en el examen e interpretar claramente las respuestas.

Los exámenes tienen que ser presentados como una oportunidad de concretar de manera escrita y afirmar el conocimiento que se tiene sobre el tema. Si bien es cierto que el niño tendrá que memorizar algunos conceptos, tendrá que comprenderlos a medida que memoriza (como por ejemplo, la tabla de multiplicar).

Enséñele a niño a evitar las respuestas impulsivas, a tomarse un poco de tiempo antes de responder, esto debe hacerlo con cautela de manera de no coartar al niño y que tarde más de lo debido. Recuerde que los exámenes deben ser respondidos en tiempo determinado. Enséñele a expresar las causas, las consecuencias, el procedimiento de las cosas. Es importante que sus palabras sean coherentes y que soporten el cuestionario; como por ejemplo pedirle que explique el ciclo del agua, la obtención de un resultado en una operación matemática, las características del personaje de una historia, etc. Cuando se estudia, el niño debe estar en capacidad de expresar los conceptos o explicar el tema con sus propias palabras, esto demuestra que ha logrado el análisis y que retiene en orden la información.

Entre las diversas técnicas de estudio utilizadas para facilitar el aprendizaje, está la principal herramienta que es la lectura. El niño debería comenzar por leer el tema antes de ir a clase, así tendría una idea de lo que va a impartir el maestro y hasta podría llevar algunas preguntas escritas para que sean aclaradas en el salón. Llamemos a esta lectura "lectura exploratoria o pre-lectura"; ya que es una lectura "silenciosa y rápida" sobre un tema desconocido o nuevo, que nos permite enfrentarlo con antelación y evitar que el proceso completo se dé en la clase. Invita al niño a manejar el tema lográndolo a través de la predicción, hipótesis y especulaciones.

Enséñele al niño a realizar una segunda lectura en voz alta, la cual llamaremos lectura comprensiva. Tendremos que invitarlo a leer más detalladamente, atendiendo, reflexionando sobre la estructura lógica del texto y detectando las ideas que se plantean en el mismo. De igual manera se recomienda anotar las palabras desconocidas; primero intentando inferir su significado utilizando el contexto y luego buscar sus significados en el diccionario.

Escribir 5 preguntas relacionadas con el tema que el niño quisiera saber. Estas preguntas se van a utilizar al final y se leerán de nuevo y ver si con lo que se ha leído es posible obtener las respuestas.

Anotar o dialogar sus dudas sobre el tema. Motivar al niño a expresar sus argumentos y a dar soluciones alternativas. Cuando el niño dialoga, organiza sus ideas y descubre sus vacios de información.

Algunos padres piensan equivocadamente que la responsabilidad de que su hijo aprenda es totalmente del maestro. Se ha comprobado, que el trabajo multidisciplinario entre el niño, el maestro y los padres ha sido una fórmula de éxito para motivar al niño en su proceso escolar.

Indíquele al niño cómo subrayar y seleccionar las partes del tema que son importantes. Resaltando los puntos relevantes a través de la identificación de las ideas principales y secundarias. También invítelo a inferir ideas y a aplicar los conceptos que ya conoce a una nueva situación. Recuérdele que cuando se subraya, se busca destacar las ideas fundamentales que se presentan en el texto con palabras claves y detalles importantes (no es pasar líneas o rayas en todo el texto). El objetivo es que cuando el tema está subrayado, se utiliza como una lectura "filtrada", que le ayudará a evitar pérdida de tiempo, a fijar la atención en lo que realmente interesa y a realizar rápidos repasos para los estudios.

Enséñele al niño a utilizar los diversos tipos de subrayados.

El subrayado lineal, que consta de líneas simples, doble rayas o el uso de colores o marcadores resaltadores.

El subrayado de engarce, en donde se realizan anotaciones al margen de la página, destacando dos o tres palabras del texto para resumir un párrafo o una frase.

El subrayado con signos: para marcar ideas importantes o ideas que no se entienden, el niño puede utilizar signos convencionales o inventados, que le ayuden a visualizar el concepto.

Otra manera de complementar el estudio, es desarrollando el tema en forma de esquema. Con el esquema buscamos que al niño se le facilite captar y organizar el contenido del texto a simple vista. El esquema es la representación gráfica del resumen del texto, simplifica y favorece la retención de información a aquellos niños que tienden a tener el canal visual más desarrollado.

Muéstrele al niño las diversas opciones para hacer esquemas:

  • Esquemas numéricos
  • Esquemas con letras
  • Esquemas mixtos ( letras y números)
  • Esquemas gráficos o de llave
  • Esquema de flechas
  • Esquemas de barras y puntos
  • Cuadros sinópticos
  • Diagramas

De los esquemas hablaremos más adelante.

El resumen debe darse para cerrar o concluir la sección del estudio. Es importante que el niño aprenda a sintetizar o a reducir a términos breves los más esencial y preciso del tema. Un buen resumen no debe excederse más del 30% del texto original. Recuerde que se busca reflejar las ideas más importantes de manera de poder utilizarlo como una herramienta de repaso final. Es recomendable que el niño lea el resumen mentalmente primero y luego en voz alta. Esta última es mucho más confidente pues ya maneja los conceptos, las palabras e identifica de qué se trata.

Contribuya enriqueciendo el tema con otras literaturas, paseos, visitas a museos, videos educativos, etc.

Trate de simplificar y trabajar con el material que el niño trae de la escuela, ya sea su libro o cuaderno de apuntes y no lo sature con más información hasta que vea que maneja los conceptos básicos. No pretenda hacer de cada tema una cátedra, pues terminara agotándolo. Recuerde trabajar en relación a sus capacidades y a su limitaciones. Reconozca cuál es el canal que le favorece más a su niño. Vea si retiene más visualmente, auditivamente, kinestésicamente, etc.

Haga cuestionarios orales, vaya en orden y luego cuando vea que se maneja bien, intente ir salteando las preguntas para controlar la manera en que se memorizan. Intercambie los roles y deje que sea el niño quien le haga a usted las preguntas y el cuestionario. Esto le ayudará a retener la información mientras se siente más relajado y menos intimidado por no ser "el interrogado".

A manera de retroalimentación o "feedback", revise las preguntas que el niño anotó antes de estudiar el tema y él debería estar en la capacidad de responderlas por sí mismo.

Anime a su hijo, refuércele su autoestima, dígale que está seguro que logrará tener éxito y relájense antes del examen. ¡Sea usted un buen "coach" en este aspecto!


 

Wednesday, December 9, 2009

Técnicas de estudio. Parte I

Cuando hablamos de estudiar, tenemos que tener en cuenta que el niño no solamente debe hacerlo antes de tener una prueba o un examen en la escuela. Si bien sabemos que el aprendizaje es dinámico y constante, el estudio también debe serlo.

Muchos niños no saben cómo estudiar y no tienen una meta de aprendizaje establecida. Sólo apuntan hacia una calificación, que erróneamente creen que obtendrá a base de memorización de frases o conceptos. Toman el estudio como una actividad obligada para complacer a los padres u obtener premios a cambio de buenas notas.

Si bien es cierto que un alumno puede obtener buen puntaje en una prueba en la cual ha "estudiado pura mecánica de memoria", esto puede pasar al olvido fácilmente. En el momento que tenga otro test en el que necesite los conceptos previos, se puede dar el caso de fallar en esta segunda prueba, pues las bases no estaban bien fundadas y aparece la inconstancia. Al estudiar debe haber un orden, una secuencia, un engranaje de conceptos; por eso es importante simplificar y seleccionar los pasos del estudio.

Hemos hablado anteriormente acerca de la importancia que tiene que usted y su hijo conozcan los objetivos o los temas a los que va a ser expuesto durante el curso escolar. Esto permite que se prepare en todos los sentidos. Trate de obtener el plan de objetivos escolar y maneje las etapas en los que se irán impartiendo (anual, semestral, trimestral, bimestral, mensual, semanal y diariamente). De la misma manera su hijo debe tener un plan de estudio para cada evaluación.

Sabemos que están los exámenes semestrales o trimestrales, en los cuales se recopilan buena parte de los temas que se han impartido durante ese tiempo y se evalúan en una gran prueba que suele tener el mayor peso. Esto "pone en riesgo" que el niño apruebe o no el año escolar, si además no tiene un buen puntaje acumulado.

Es necesario que el niño sepa que la evaluación es constante. Que las tareas enviadas para ejecutarlas en la casa, los proyectos asignados en clase, la participación, las pruebas cortas y los exámenes requeridos por la institución, forman parte de la sumatoria del maestro para la nota final.

Cuando comienza el año escolar, es importante que usted y su hijo hablen con el maestro y pregunten acerca de su plan de evaluación. Ambas partes deben estar claras en la forma en que será evaluado el niño y el peso académico que tienen estas evaluaciones (evite las sorpresas del boletín). Aproveche esta reunión para informarle en privado al maestro si su hijo ha presentado alguna vez terror o pánico ante los exámenes. Inclúyale detalles que pudieran interferir o afectar al niño durante la ejecución de una prueba (condiciones físicas, dislexia, problemas fuera de la escuela, etc.)

¿Recuerda cuando hablamos del plan de estudio? Le invito a que revise este tema y refresque un poco sobre las condiciones ideales y las pautas que deben establecerse para el estudio. De esta manera estaremos listos para entrar en materia.

Saturday, December 5, 2009

¡No quiero ir a la escuela! Parte II

¡No quiero ir a la escuela! ¿Se le hace familiar esta frase?

Esta situación no sólo se presenta en los chiquitines que recién inicia el jardín de infancia, sino que puede darse a cualquier edad, en cualquier momento y sin distinción del grado escolar; por eso es importante que nos mantengamos alertas a cualquier síntoma que pueda desencadenar problemas más adelante.

Cuando el niño va por primera vez a la escuela, puede que vaya con mucho entusiasmo, pues ya se le ha preparado el terreno de la seguridad, de la confianza y él sabe que entrará en un mundo de aventuras. Se irá feliz de casa y regresará con ansias de volver a la escuela. Sin embargo, otros niños pueden mantener ese entusiasmo por los primeros días, creyendo que se trata de una actividad diferente, debido a que desconocen que ésta será su rutina y al ver que tienen que volver una y otra vez durante todas las semanas, empiezan a decaer y pueden presentar desgano por ir a la escuela.

Otro grupo de niños, son aquellos que simplemente no podrán despegarse del pantalón del papá y formarán su berrinche diciendo que no quieren ir. Es el momento de orientarlos a madurar emocionalmente para que lleguen a vivir una vida de manera segura e independiente. El rol de los padres es indispensable. Es importante ser constantes y firmes pero a la misma vez cariñosos.

Quizás le cueste entender cómo su hijo puede desear quedarse en casa en lugar de ir a aprender en la escuela junto a sus demás compañeritos. Nuestro sexto sentido tiene que desarrollarse y tenemos que estar alerta a cualquier cosa que exprese el niño, no desestime ni le reste importancia a lo que él le dice. La línea es muy delgada, así que recuerde no hacer preguntas o interrogatorios a su hijo de manera compulsiva. Usted es el adulto y la conversación tiene que ser llevada con armonía y madures mientras recolecta información. Actué con cautela y sea paciente cuando dialogue con su hijo. Observe y lleve registro de los momentos en que ocurre la desmotivación, vea con qué frecuencia manifiesta desgano, mire sin es antes de una actividad especial como puede ser: un paseo escolar, un examen, una exposición o presentación en grupo, la presencia de un maestro suplente, etc.

Tenga en cuenta el nivel del berrinche, del llanto, de la sudoración o respiración agitada en el niño. Algunos pueden caer en el pánico y no saben cómo controlarlo.

Si un niño expresa constantemente tener demasiado sueño para poder ir a la escuela, tome en cuenta si:

  • Está descansando lo suficiente para lo que su cuerpo requiere.
  • Sufre de insomnio o de apnea que le despierta durante la noche.
  • Presenta pesadillas o terrores nocturnos infundados en monstruos o cosas que le atacan.
  • Quiere dormir con los padres todas las noches.
  • Manifiesta tenerle miedo a la oscuridad.
  • Se queda dormido mucho más tarde aunque se haya metido en la cama temprano (algunos niños se quedan leyendo, jugando o viendo televisión sin que los padres se den cuenta).
  • Muestra cansancio o sueño durante el día (consulte a su médico en este caso).

Otros niños expresan dolores fuertes de barriga o dicen tener fiebre. Tenga en cuenta que a algunos niños les cuesta tomar el desayuno temprano y necesitan levantarse con más tranquilidad para asimilar los alimentos con calma. Hay algunos que despiertan con hambre y les favorece un vasito de leche tibia antes de empezar la rutina. En otros casos, los niños expresan dolores de barriga y hasta fiebres emocionales por las ansias reales de tener que ir a la escuela.

Sea cauteloso, escúchelo, tómele los síntomas, recuerde que esto no debe ser la rutina mañana. Puede ser cierto que quizás algo que comió que le cayó mal o que está enfrentando el inicio de un proceso gripal, pero también puede ser que todos estos síntomas forman parte de una evasiva a la separación. Si siente que esto ocurre debido a un malestar real, consulte con su pediatra y notifique al maestro si su hijo no ha pasado buena noche o si su mañana ha sido algo aparatosa.

Vea qué sucede con el niño los días en no tiene que asistir a la escuela, observe cómo son sus mañanas en los días de fines de semana o días feriados, ¿Se muestra igual?

Muchos niños con tan solo vencer el momento de llegar a la escuela, ya se adaptan y pasan su día como si nada. Otros sin embargo, manifiestan este desanimo, apatía y poca interrelación durante todo el día. Mantenga comunicación con la maestra para llevar registro del caso y pídale que por favor le indique si su niño se mostró tranquilo, si lució contento, si estuvo participativo y atento, si comió su merienda con ánimo, si siguió las reglas de la maestra, etc. Si observa que tiene manifestaciones negativas y que sucede de manera seguida por más de dos semanas, es importante que considere buscar ayuda profesional.

Tenga en cuenta si esto ocurre solamente cuando el niño debe ir a la escuela, o también le pasa cuando usted lo tiene que quedar en casa de sus abuelos, en una fiesta de cumpleaños, en casa de algún amiguito o alguna actividad extra cátedra. Esto le permitirá saber si estamos hablando de una ansiedad por separación o de una fobia escolar. Permita que sea el especialista quien diagnostique el caso.

En la ansiedad por separación, como la misma palabra lo indica, el niño se siente ansioso o temeroso al momento en que debe separarse de sus padres (puede ser de la madre, del padre, o de ambos) por pensar que algo malo les puede ocurrir al no estar con ellos.

En el caso de la fobia escolar, es una ansiedad extrema ante la necesidad de asistir a la institución escolar. Siempre debemos tratar de buscar qué origina este miedo desmesurado, porque puede darse el caso en que el niño no tenga motivos y sea un miedo irracional, pero en otros casos, podríamos descubrir que algo estaba pasando y lo desconocíamos. Evalué si el niño está presentando acoso, molestias, presiones u hostigamiento por parte de algunos compañeros o maestros, si tiene mala relación con el maestro, si se le dificulta el aprendizaje, si teme no entender lo que el maestro explica, si su baja autoestima no le permite enfrentar lo que él considera fracaso o si no acepta su propia apariencia física. Algunos niños no se sienten agradados con su físico y los demás niños de la escuela se burlan o hacen bromas pesadas acerca de su aspecto (uso de lentes, sobrepeso, uso de aparatos dentales, estatura, etc.) Recuerde que algunos niños pueden llegar a ser muy crueles con sus opiniones y hacen lo posible para mostrar liderazgo al precio que sea. Si el niño rechaza salir de casa, se siente retraído o da evasivas a situaciones en donde se vea en la necesidad de compartir en grupos, podría ser un indicador de estar presentando fobia social. Es necesario buscar ayuda profesional en ambas situaciones, debido a que estos síntomas pueden presentarse por meses y es allí en donde hablaríamos ya no sólo de ansiedad ante la escuela sino de una fobia.

Buscamos que el niño enfrente la situación a la que le teme para lograr desvanecerle el miedo con el tiempo, pero debemos estar alerta. El especialista le dará las pautas a seguir y en algunos casos medicara al niño. Esto tomará tiempo, paciencia, técnica y mucho amor; ya que el niño necesitará de los padres o al menos uno de ellos para superarlo. Usted formará parte de este proceso acompañándolo hasta la escuela, en ocasiones tendrá que llevarlo hasta el aula y quizás parte de la terapia sea que usted se quede los primeros minutos de la mañana esperando que se ajuste. La separación se hará gradualmente, pero con firmeza. El asesor profesional guiará los pasos.

Los padres y los maestros tendrán que estar involucrados para aprobar el plan, ya que en muchas ocasiones, se hace no solo tratamiento en el consultorio sino también en el lugar al cual el niño tiene adversidad (la escuela en este caso) pero a la vez se evitará molestar la rutina de otros niños del aula.

Esté pendiente de motivar a su niño y mantener la comunicación abierta a diario. El niño merece que se le reconozca, que se le anime hacia el aprendizaje y para esto debe estar contento y sentirse confiado.

Si su hijo tiene un examen o prueba, tenga cuidado y no le exija calificaciones a cambio de su aceptación. El niño temerá salir mal en el examen por miedo a decepcionarlo y por ende a perder su cariño. Motívelo a dar lo mejor de sí pero no lo presione ni lo acorrale. Su presión puede causar que el niño se levante el día del examen si querer ir a la escuela y excusándose en miles de síntomas para evadir el examen. Quizás esto le pueda funcionar una vez, pero sea cauteloso y aprenda a discernir cuando estamos ante un cuadro físico real o una simple evasiva.

Esté pendiente si su hijo de manera repentina, expresa rechazo por la escuela, no ignore lo que le diga el niño, escúchelo, hable con su maestra, busque la razón por la cual se ha presentado esta conducta. Quizás está siendo hostigado por algún niño y tienen miedo de hablar pues algunos son amenazados si llegan a "abrir la boca". Haga un plan de comunicación con su hijo, busque que le cuente qué ha sucedido en la escuela, háblele de temas acordes a su edad de manera pedagógica y paterna, exponga tópicos como la violencia, las mentiras, las pandillas, la amistad, las drogas, el alcohol, el sexo. Invítelo a que acuda a usted y a su consejero escolar si algo pasa. Puede decirle que escriba una carta anónima a las autoridades escolares en donde explique qué es lo que está sucediendo.

Si esto está ocurriendo, es importante la comunicación con la escuela y las autoridades (no busque usted solucionar las cosas por sus propios medios o a su manera, pues esto solo podría empeorar las cosas). Es importante analizar, implementar un plan de acción, motivar y evaluar cómo erradicar este problema.

Es necesario tomar en cuenta que la ausencia escolar acarrea problemas porque le dificulta al alumno cumplir con los requisitos académicos necesarios pasar al próximo grado, los vínculos amistosos se disuelven por la falta de contacto, el niño se aísla socialmente y se convierte en un ente dependiente de los padres.

Recuerde que este contenido es solo un guía y no pretende dar diagnóstico alguno. Usted deberá consultar a su especialista para este fin.

Friday, December 4, 2009

¡No quiero ir a la escuela! Parte I

Una de nuestras misiones como padres es preparar al niño emocionalmente antes de que salga del hogar por primera vez y esté listo para empezar su vida escolar. No importa el grado que cursa el niño, siempre necesitará saber que todo marchará bien mientras se encuentre en la escuela y que al final de la jornada, regresará contento y lleno de conocimientos. Esto parece ser sencillo, pero algunos padres experimentan amargos ratos intentando que el niño pare de llorar, deje de quejarse o que elimine el mal hábito de las excusas para no ir a la escuela (dolor de estómago, sueño, rebeldía, etc.).

Es importante empezar a tiempo con los preparativos antes del inicio de cada curso. Mantenga el incentivo y la motivación durante todo el año escolar.

  • Antes de empezar el curso, hágale saber al niño que ya pronto se acabaran las vacaciones, las dormidas tardes, las rutinas flexibles, etc. No lo amenace con enviarlo a la escuela ni exprese alivio porque ya no lo tendrá en casa "vagando". Recuerde que también ése es su hogar y necesita sentirse bien recibido.
  • Cuando se acerquen las fechas vacacionales, siga motivándolo de manera que su rendimiento no decaiga. Mantenga la rutina y dígale que pronto vendrá la recompensa de su esfuerzo diario y que podrá disfrutar de sus días de descanso.
  • Hagan un calendario, déjelo que lo decore y que vaya marcando con entusiasmo los días que faltan para que llegue ese primer día de clase. Dígale al niño que entrará en una etapa importante de su vida con cada nuevo año que empieza, que sus padres y maestros estarán allí para apoyarlo.
  • Háblele de los proyectos o metas que se esperan con cada grado, como por ejemplo la lectura, la multiplicación, la división, etc. Busque que el maestro le diga cuales serán las más importantes del año y comuníqueselas a su hijo. Es necesario que él sepa qué se le avecina y qué puede esperar, pues esto le orientará hacia sus objetivos y le generará más tranquilidad.
  • Exprésele su apoyo diciéndole que no es el único niño que se siente así, que no está solo y que muchos compañeritos están quizás emocionados y hasta un poco nerviosos por este inicio, pero que esto es sólo cuestión de días, que esta sensación pasará en cuanto empiecen a conocerse y a adaptarse.
  • Acuéstense felices y motivados por el nuevo día que le espera. Deje sus propias dudas e inseguridades. Muchos padres tienden a crear este círculo vicioso de no separación, porque ellos mismo no saben cómo separarse de sus hijos y les cuesta aceptar que ellos estarán bien aunque estén en la escuela.
  • También haga una despedida de las vacaciones con un gran resumen de cosas buenas que pasaron, piensen y planifiquen una próximas vacaciones si se obtienen buenas calificaciones al final del curso.
  • Lleve a su niño a su lugar de trabajo antes de empezar la escuela, muéstrele el lugar en donde usted estará trabajando mientras él está aprendiendo en la escuela. Ponga una foto en su escritorio o lugar cercano y dígale que usted también se estará esforzando por el bien de toda la familia y estará feliz que él también lo haga.
  • Trate de ver si puede establecer contacto previo con algún compañerito de la escuela, vayan juntos al parque, invítelos a jugar, a ir al cine, a nadar, etc.
  • Vaya a la escuela los primeros días antes de que empiecen las clases, trate de llevar sus requisitos con tiempo. Compren los útiles escolares y haga de esto un gran día, deje que él decida el diseño y escoja su lonchera.
  • A los niños grandes, explíquele cómo funciona la compra del almuerzo en la escuela, enséñele cómo manejar el dinero y que aprenda a usar las máquinas dispensadoras de bebidas y meriendas (quizás en su escuela pueda haber una).
  • Póngale notitas en su bolsita de comida o deje que lleve una foto en su mochila para sentirse acompañado en el momento que sienta nostalgia. A los más grandes, también les gusta recibir de vez en cuando algunas notas encima de la cama, en donde los padres le expresen confianza y apoyo.
  • Háblele sobre las metas escolares, los exámenes, las tareas y las pruebas que tendrá que ir presentando para lograr pasar su grado con éxito. No le amenace con que repetirá el grado, dígale que puede ser una consecuencia de la falta de esfuerzo, pero que usted estará seguro que él se esforzará.
  • Déjele saber que quizás usted pueda asistir con mucho gusto a algunos actos de la escuela o que podrá ir a comer un día con él o estará en la mañana acompañándolo mientras suena la campana, pero que usted al igual que muchos otros padres, no pueden tener acceso ilimitado en la escuela, pues esto interrumpiría las demás actividades.
  • Váyase por el lado del humor pero no de la burla. Dialoguen, hágale suponer y pensar ¿Qué pasaría si cada niño lleva a sus padres todos los días a la escuela? ¿Cómo estaría aula? ¿Qué le enseñaría la maestra a los padres? ¿Quién iría a trabajar mientras los adultos están en las escuelas?
  • Háblele sobre el rol del maestro, cuéntele que está preparado para ayudarlo y que la escuela tiene un plan de acción para cada ocasión. En caso de que se sienta mal, está la enfermería. En caso de algún imprevisto, la escuela posee todos los sistemas de seguridad para incendios o emergencias.
  • Cuando tenga que despedirse de su hijo, despídase con alegría, dele un beso y un abrazo con naturalidad, no se aferre como si no volvieran a verse nunca más, pues el niño sabrá interpretar estos abrazos y no querrá irse. Muéstrele serenidad y seguridad, así el podrá percibir que todo estará bien y que tendrán un feliz reencuentro (pero no se lo diga abiertamente para que no perciba su inseguridad al dejarlo).
  • Despídase abiertamente y en el momento en que él lo sepa, no se escurra. Esto sería más traumático para él y estará más pendiente la próxima vez que usted tenga que irse. Sea firme al irse aunque el niño llore, usted mantenga una sonrisa amable en su cara.
  • Dígale que le invitará un helado al finalizar la escuela, que le traerá su muñeco favorito, que pasearan un rato en el parque o que tendrá acumulación de puntos para actividades especiales durante el fin de semana como: ir a la piscina, leer en el jardín, visitar la tienda de animales, etc.
  • No lo reciba con entusiasmo extremo (como si usted no quisiera separarse nuevamente) porque esto le causaría confusión al niño. Recuerde que estamos creando independencia y seguridad, el niño debe sentirse amado sanamente.
  • Comuníquele al maestro en caso de que su niño esté recibiendo ayuda profesional. El maestro tendrá un rol muy importante y muchas veces se le pedirá que lleve un registro de conducta del niño.
  • Hable abiertamente sobre sus experiencias cuando usted estaba en la escuela, cuéntele de cuando le molestaron alguna vez, cuando paso alguna situación vergonzosa, de cuando se le olvidó la tarea o salió mal en una prueba. Dígale como sobrevivió estas situaciones y con cierto humor, exprésele que todos podemos pasar por eso pero que debemos saber reconocer estas situaciones. En caso de temas más serios como la violencia, el alcohol, la droga, el sexo; háblele de las leyes, los castigos, las consecuencias fatales que estas conductas puede acarrear y como solicitar ayuda para no caer en estas situaciones.
  • Los ya casi adolecentes pueden presentar la situación de no querer ir a la escuela. Es importante que no ignore lo que sucede por pensar que es simple rebeldía de la edad. No es común que un niño a esta edad desee quedarse en casa en lugar de ir a estar junto a sus compañeros de clases.
  • Esté pendiente si observa algunos síntomas de irritabilidad, sensibilidad extremas, cambios de humor, si el niño le pide dinero (vea para que lo utiliza), asegúrese de que no le estén quitando la comida a la hora de su almuerzo. Si ve que su hijo se queja de dolores aparentes, hágale un chequeo físico con el doctor y verifique si ha estado expuesto a golpes o moretones. Algunos niños callan las agresiones de otros compañeros por sentirse amenazados. Dígale a su hijo que cuenta con personas designadas a asistirlo en caso de que alguien lo amenace, se imponga o se muestre agresivo. Enséñele la importancia de comunicar los hechos.
  • Dígale que en la escuela puede hablar con sus maestros en ciertos momentos o enviarles una carta o un correo electrónico en donde denuncie lo que está sucediendo. Explíquele que esto quedará en manos de personal especializado y que no debe tomar la justicia por su cuenta. Algunos niños son víctimas de burlas, insultos, ridiculizaciones, menosprecios. Esto les hace bajar la autoestima y les causa un aislamiento y exclusión de grupos, desarrollando ansias al tener que asistir a la escuela.
  • No pretenda resolver la situación con tan solo decirle al niño que ignore a quien le moleste, que no les haga caso, por pensar que se trata de un proceso natural de interrelación de muchachos de la edad. Escúchelo y tome acciones. Es importante que el niño sepa que puede contar con usted, porque sino la próxima vez evitará decírselo por temor a que usted lo regañe o se sienta desilusionado por no haber podido hacer lo que usted "le dijo que hiciera".
  • Quizás su niño pueda retroceder en los avances que se han logrado después de haber estado expuesto a un fin de semana, a una vacaciones temporales de la escuela o después de haber estado enfermo en casa por algunos días. Tenga paciencia y mantenga la rutina.
  • Tome en cuenta que también se puede presentar esta reacción de no querer ir a la escuela después de haber padecido la muerte de algún familiar o mascota, la separación o divorcio de los padres, de situaciones de estrés o peleas domésticas, mudanzas, haber sido víctima de algún ataque o robo.

ESTA ES SOLO UNA GUIA PARA PADRES Y NO PRETENDE EN NINGUN MOMENTO DAR DIAGNOSTICO. ACUDA A SU MEDICO O A SU ESPECIALISTA EN CASO DE REQUERIRLO.

Wednesday, December 2, 2009

Leer con diversión

Muchos niños hoy en día no pueden imaginarse como hacían las personas para "sobrevivir" cuando no existía la televisión, los celulares, las computadoras y los videojuegos. Para ellos es difícil concebir la idea de tener que prescindir de ellos por tan solo un día.

Quizás es difícil ver que nuestros niños busquen un libro como primera opción o como un recurso de distracción, pero está en nosotros (los padres y maestros) el guiarlos hacia el mundo maravilloso de la lectura. Seamos ejemplo y entes motivadores.

La lectura no es solo una herramienta de educación sino de distracción y si bien es cierto que la exposición a la tecnología es avasallante también nos ofrece actualizarnos y sacarle beneficio en pro de desarrollar el hábito y el placer de leer. No podemos ver la lectura como una actividad arcaica o como algo pasado de moda. La lectura está viva y cada vez se comprueba que es la mejor manera de aprender y de pasar el tiempo.

Los padres tenemos que ser lectores activos, recuerde que tenemos el poder de transmitirles a nuestros niños nuestros ejemplos.

Algunos consejitos para que su niño descubra el placer de la lectura:

  • Mantenga una disciplina de lectura, apague los electrónicos y dedíquese a leer un rato diariamente. Deje su niño observe que usted también disfruta de los libros.
  • Invítelo a una sección de lectura, siéntese con su hijo, lean y dialoguen sobre lo que han leído. Hasta a los más pequeñitos, les gusta tomar una taza de chocolate caliente mientras conversan como "niños grandes".
  • Regálele libros y vayan juntos a las librerías y bibliotecas.
  • Utilice objetos que puedan llamarle la atención y mantenerlo motivado con el libro, como por ejemplo: lamparitas que se ajustan a las páginas del libro para facilitar la lectura en la noche, una linterna para meterse debajo de las frazadas a leer un libro de aventura, marcalibros llamativos con su nombre o con el dibujo de su personaje favorito, una cobija especial para arroparse cómodamente mientras lee y que pueda asociarla con los momentos de lectura (cobija de la aventura).
  • Invítelo a que tenga un muñeco favorito y que lo ponga a su lado mientras el niño lee. Juegue con la imaginación, deje que él lleve el cuento.
  • Haga un cuaderno de lectura y desarróllelo como un diccionario personal, en donde el niño pueda anotar las nuevas palabras y sus significados. Téngalo a su lado mientras leen.
  • Busque en la casa algún accesorio, sombrero u objeto que se pueda relacionar con el personaje de la historia que están leyendo. También puede usar unos lentes viejos y pretender que son "lentes mágicos" (remuévale los espejuelos para efecto del juego). Si el niño usa lentes como prescripción médica, mantenga la disciplina de su uso, esto le ayudará a no tener que esforzarse tanto y evitará el cansancio.
  • Vayan juntos al zoológico y lleve consigo un libro de animales, léanlo con anterioridad y cuando paseen, comparen los dibujos e informaciones del libro con la información del lugar.
  • Hagan juntos un libro, redacten diariamente unas frases o párrafos y al final de la semana, lean el libro que han creado. Verá como cada vez la imaginación y la creatividad fluyen más fácilmente.
  • En fechas especiales, temporadas o eventos, coloque en un lugar visible de la casa, una cesta con algunos libros relacionados con la celebración que está ocurriendo en el mes (fiestas navideñas, cumpleaños, invierno, comienzo de la escuela, las vacaciones, juegos olímpicos, etc.) y deje la cesta como opción de entretenimiento, es motivador para el niño leer temas que se relacionan con sus actividades diarias o con la vida real. Renuévela mensualmente.
  • Puede hacer actividades divertidas relacionadas con lo que han leído, por ejemplo si lee un libro en donde la historia principal involucra un carro de bombero, pueden hacer galletas en forma de carros de bombero (deje que su hijo lea la receta), vayan hablando sobre el tema leído mientras lo lleva un día a visitar la estación de bomberos más cercana a su domicilio y evoque la historia cuando vea pasar un camión de bomberos.
  • El niño puede crear sus propias ilustraciones sobre los capítulos leídos. Esto le ayuda a retener detalles y secuencia.
  • Pueden hacer juegos de sigue la pista, relacionando historias que tengan algo en común (personajes, situaciones, desenlace de la historia, etc.)
  • Haga una caja de lectura y cada vez que su hijo lea un libro, déjelo que al final busque objetos relacionados con el cuento y los coloque dentro de la cajita. También puede meter dibujos o recortes. Al final de la semana, invite a su hijo a que busque la cajita, la abra y le narre la historia utilizando simplemente el contenido de la caja.
  • Después de leer la historia, invítelo a leer la historia de fin al principio, es decir en forma inversa y eso le dará mayor dominio de la secuencia y del tema. Imagínese si cambian los personajes principales por otros o que imagine que pasaría si uno de los personajes de la historia tuviese un poder mágico como volar o leer la mente ¿Qué pasaría con el cuento entonces?
  • Mientras leen, deje que el niño lea una página y luego usted otra. También puede usar un micrófono para que lea en voz alta y/o grabe su voz mientras lee y luego escuchen la grabación. A los niños les encanta juga a los locutores.
  • Hagan canciones, poemas y deje que juegue a disfrazarse.

¡Recuerde que leer es un placer!